Tennesse

2022-11-15 16:51:37 By : Ms. Elsa Chan

“Tengo un largo trecho de mi casa al baño, cuando llueve o hace frío se complica”, cuenta Magui, madre de dos niños que, junto a su marido, vive en una pequeña casilla en Cuartel V, en la localidad de Moreno. Sabe que la situación va a cambiar porque un grupo de jóvenes decidió dejar de ser indiferente ante las desigualdades y entrar en acción para darle una solución a una necesidad básica.

Módulo Sanitario, es una ONG que surgió por la inquietud de un grupo de chicos que vieron esa problemática y frente al hecho de que nadie construía baños para las personas vulnerables decidieron hacerlo ellos mismos.

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“A veces te da miedo venir a la noche, hacer tus necesidades o bañarte y que alguien te esté observando. Cuando llueve, se llueve todo adentro, parece que cuando estás en el baño te estás bañando a la misma vez porque las chapadas son usadas y se llueve”. El de Magui es uno de los casi 2 millones de hogares en barrios populares que no tiene agua ni baño en su interior. Una letrina armada a varios metros de la casa, con piso de tierra y techo de chapas busca suplir esa carencia. Muchas mujeres hablan de la falta de intimidad y los peligros de abusos que deben enfrentar con este tipo de construcciones improvisadas.

El acceso a condiciones básicas de higiene es fundamental para el desarrollo integral de las personas. Hábitos como lavarse las manos o los dientes son casi imposibles sin un baño debidamente equipado dentro de la vivienda. Esto impacta directamente en la salud, multiplicando la posibilidad de contraer y propagar enfermedades.

La falta de una infraestructura sanitaria adecuada coloca a mujeres y niños en un lugar de mayor vulnerabilidad. El uso diario de baños a cielo abierto o en construcciones muy precarias incrementa las posibilidades de infecciones urinarias y aumenta el riesgo de abusos por la falta de privacidad.

Juan Quelas, coordinador del área social y fundador de Módulo Sanitario, cuenta que en el año 2015 junto con cinco amigos se conmovieron ante el impactante dato del censo 2010: en nuestro país más de 6 millones de personas no tienen acceso a un baño en condiciones sanitarias adecuadas.

Al ver que nadie se ocupaba de la problemática, decidieron hacerlo ellos mismos. Estudiaron las opciones, las tecnologías disponibles y luego de varias pruebas estandarizaron el modelo constructivo de un Módulo Sanitario de baño y una cocina que se anexa a las viviendas que no cuentan con estos ambientes necesarios.

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Varios meses antes de la construcción, un equipo de jóvenes voluntarios se acerca al barrio para conocer la realidad del lugar. Hacen un relevamiento de las familias que no tienen baño, consultan la situación económica, educacional, sanitaria, vital, de hacinamiento y evalúan las discapacidades en caso de haberlas. Esos datos sirven para determinar la emergencia sanitaria del hogar y decidir las casas a las que se les va a construir el módulo.

Es un momento muy emocionante cuando las familias se enteran de que fueron seleccionadas para la construcción del baño y la cocina. Magui recuerda que, cuando le dieron la notici, lloró durante todo el camino de vuelta a su casa.

Las familias deben asumir varios compromisos para acceder a la construcción del Módulo Sanitario:

Finalmente llega el fin de semana de construcción. Sábado por la mañana, comienza el desafío de dejar instalado el módulo de baño y cocina en 36 horas y que en la tarde del domingo la familia pueda por primera vez acceder al baño en el interior de su propia casa.

El trabajo es realizado por voluntarios, personas que sensibilizadas con el problema deciden participar de la movida, guiados por un líder que tiene experiencia en el procedimiento estandarizado de la construcción.

El módulo viene prearmado, se ensamblan las diferentes partes y se une a través de una abertura a la casilla. Los voluntarios cavan zanjas, cortan maderas e instalan los desagües. Hacen la instalación de cañerías, grifería y los sanitarios. Se coloca un calefón eléctrico y una ducha. También se tiene especial atención en los detalles que ayudan a que la familia sienta la calidez de la pertenencia: la pileta para lavarse las manos y la bacha para lavar los platos, toalleros, la cortina de la ducha, cepillos de dientes y elementos de higiene.

Durante todo el proceso, las familias interactúan con los voluntarios, colaboran en lo que pueden y especialmente los asisten con bebidas, cebando mates y cocinando los almuerzos del sábado y el domingo, momento en el que todos hacen un parate y comparten la comida.

Módulo Sanitario es una organización sin fines de lucro que se financia por varias vías:

Durante todo el fin de semana se intenta que las familias no accedan al interior del módulo para que disfruten la sorpresa al verlo terminado.

Con las últimas luces de la tarde del domingo y el cansancio de dos jornadas de trabajo intenso, acompañamos a Magui, que junto con sus hijos y su marido, entra al módulo de baño y cocina que los voluntarios construyeron en su casa: la emoción es mucha y compartida.

Esa noche se dan su primera ducha caliente en el interior de la casa y se podrán lavar los dientes antes de acostarse.

Lo que surgió como la respuesta de un grupo de amigos a una necesidad urgente, hoy lleva construido casi mil módulos en todo el territorio nacional.